El equipo formado por el arquitecto de la FAU Sebastián Rozas, el profesor de la escuela de diseño Guillermo Parada, la arquitecta Tamara Pérez y su equipo de GT_2P, obtuvieron el primer lugar del concurso que convocó a artistas nacionales para la creación de una obra que será incorporada en el marco del proyecto denominado "Complejo Fronterizo Pino Hachado" Lonquimay, Región de la Araucanía. El certamen tuvo por objeto seleccionar una obra artística para emplazarse al interior del edificio. El monto máximo considerado para la obra fue de $58.000.000 (cincuenta y ocho millones de pesos). Los ganadores del Primer Premio recibieron $ 2.500.000 (dos millones quinientos mil pesos).
EL PROYECTO GANADOR "RETORNO ARAUCANO"
El paso fronterizo implica un cruce, ver el paso desde distintos puntos de vista e insertarse en una geografía, naturaleza y cultura particular. El bosque de araucaria ocupa extensiones de la superficie cordillerana y cruzarlo implica ver el paisaje entre los troncos visualizando distintas secciones de paisaje. Este hecho de estar dentro del bosque indujo el modo de vida de los araucanos desde ser su sustento a ser la inspiración de su imaginería. Por lo tanto, dentro del bosque se encuentra la base de una cultura que incorpora a la naturaleza en sus obras y expresiones materiales.
A partir de esto se plantea una intervención volumétrica sobre el muro que rescata el hecho topográfico de las extensiones de bosque sobre la cordillera que oculta y permite ver el núcleo del que emerge una cultura que ha sintetizado geométricamente en formas y colores su entorno.
Así, la obra plantea una lectura desde elementos de la naturaleza y su interpretación artística a la del territorio que es capaz de dar vida a una cultura.
El paisaje se sintetiza en patrones geométricos textiles que reinterpretan la cultura.
El proyecto se desarrolla desde una imagen del paisaje sintetizada en elementos geométricos que reinterpretan la expresión gráfica del pueblo mapuche presente en su indumentaria que incorpora símbolos gráficos derivados de los bosques, la araucaria, sus hojas y su fruto que es fuente de supervivencia. En estos símbolos se transmiten significados que hablan la tierra, plantas medicinales y mitología, formando parte de un entorno transformado y reinventado culturalmente.
Las líneas ocultan y muestran el paisaje entre las araucarias.
Sobre esta imagen se disponen una serie de planos que cubren y dejan ver la imagen del mismo modo que dentro del bosque el follaje oculta el cielo y los troncos dejan espacios dentro del bosque. Esta visión parcial persigue que la imagen sea descubierta y reconstruida desde los fragmentos que se abren para encontrar el patrón geométrico reinterpretado desde los elementos naturales y la iconografía mapuche.
La volumetría recrea el territorio cordillerano.
Estos planos toman su forma desde la misma imagen que se deriva volumétricamente recreando una superficie topográfica que da cuenta de la extensión del territorio en que se encuentra el bosque y el mismo paso cordillerano.
El modo de visualizar la obra implica el recorrido dentro del espacio del paso fronterizo. En este desplazamiento se visualiza parcialmente la imagen interior al igual que dentro del bosque se visualiza el entorno y dependiendo del desplazamiento el paisaje se deja ver de otra manera.
En el paso de un lado a otro, al ver parcialidades distintas que arman un paisaje, y encontrando el patrón que la cultura ha desarrollado para expresarse artísticamente se plasma el RETORNO ARAUCANO.
